Otro título sugerido: Vayanse todos a cagar, que soy un animal de costumbres, ¿no ven? ¿no lo somos todos?
Hoy es el último dia de mi vida. De mi vida digital, como la supe conocer alguna vez. Me pegó el viejazo, en el medio de la frente, en plena carrera de desesperado por intentar seguirle el ritmo a esta vida digital que va mucho mas rápido que mi capacidad de procesarla.
Mañana se acaba Google Reader. Seguramente ya sabías.
Yo por lo pronto ya me hice mi backup de rigor, usando Google takeout, haciendo caso a las instrucciones de las que se me proveyó en su debido momento. Backup que procederé a meterme en el culo.
Ni se bien para que lo hice o para que lo querría. Tampoco se que haría con todos los archivos en texto plano que descargué a modo de backup y llevan extensiones tan amigables para el usario de a pié como XML o JSON.
Se que con esto estoy sonando un poco fatalista, pero Google+ jamás podrá competirle a Facebook. Es un hecho y si me equivoco, que me apriete un huevo con la puerta del auto que un rayo me parta.
Lisa Simpson, cuando todavía usaba Facebook
Mas de uno seguramente pensará:
-¿Cómo podrías saber vos, che gil otario pobrecito hablador, que ni siquiera entendés el 2% de las redes sociales, si a Google le va a ir bien o mal con su red social? ¿Quién sos, Nostradamus ahora?
A todo aquel que se haga una pregunta mas o menos parecida le respondo con lo primero que se me viene a la cabeza.
– Lo que me rompe los huevos de Facebook es tener que navegar entre un maremoto de zoretes para encontrar algo que sea relevante y por eso…
Algo así fue lo que argumenté en la conversación que estábamos teniendo.
– Entonces deberías ser tener mas cautela a la hora de elegir a quienes considerás tan relevantes como para ser tus amigos en Facebook, Me respondieron.
Contundente. Gancho derecho al mentón y knock out. Me desarticuló todo lo que tenía pensado para terminar la frase. Tiene razón.
Buscando excusas para justificar que no entiendo ni quiero entender a Facebook, charlábamos sobre la gente que no es lo suficientemente nerd como para tener una cuenta en Twitter y por eso te llena el Streaming –hasta hace media hora yo no sabía ni siquiera que el maremoto de zoretes tuviera nombre técnico, ¡gracias Guillermo!– con nimiedades del tipo:
Bue, no doy mas, me voy a enseñarle a la almohada cuantos pares son tres corpiños.
Emboladazo…
Esperando a mi jermu con milanesas con papas de rotisería
«Lo mismo que todas las noches Pinky… ¡Tratar de conquistar el mundo!»
Cerebro
Hoy intentando quitarme un poco lo azno en lo que respecta a toda esta cosa nueva de las redes sociales, me dí cuenta de que todos se quieren amigar con todos. Todos quieren interactuar entre sí y cuando no quieren, hay un usuario interesado en que así sea que se sentó a programar y es por eso que existen plugins y aplicaciones externas que te permiten conectar una cosa con otra con lo que el resultado final es el mismo: Todo se conecta con todo.
Mi plan es perfecto. Secuestraré internet y pediré un rescate.
Cuando menos se lo esperen, montado en un caballo de fuego y al son atronador del aterrorizante galopar, bajará del cielo el cuarto jinete del apocalipsis: Un post mío que desencadenará el fin de los tiempos (Ojo, si hay buen dinero de por medio, puede que no pase de un buen susto, pero desde ya les voy avisando: Soy caro).
¿Como?
Simple: Conectaré mi Blog con mi Facebook, Google Plus y Twitter. Mi Facebook con mi Google Plus, mi Twitter y mi Blog, mi Google Plus con mi Twitter, mi Facebook y mi Blog y por último mi Twitter con todos los anteriores.
El post será simple. A modo de título un simple: «Puto el que lee» y a modo de contenido una cuenta en paypal en donde recibiré donaciones de los interesados en conservar el modelo de sociedad capitalista tal y como lo conocemos.
Mi post se replicará automáticamente desde el Blog a las tres redes sociales en simultáneo y viceversa. Al cabo de 10 iteraciones los modelos matemáticos predicen que el el daño ya estará hecho, Armageddon un poroto.
En unos pocos minutos estaré generando millones de post automatizados entre redes sociales, que se cagarán a boyos entre sí tratando de mantenerse en pié y forzarán a los gigantes de internet a escalar el ancho de banda de sus servidores en su afán de caer últimos.
Al cabo de un día todos los grandes habrán colapsado ante mi avasallante «Puto el que lee» y al cabo de dos días, si ya recaudé lo suficiente como para pagar mes adelantado y mes de depósito de un monoambiente mas cerca del laburo, puede que ingrese a alguna de mis cuentas –también puede que no-, desactive los conectores sociales y me siente a ver como la plebe me besa los pies.
Autodenegación Social de servicio. ¡Tiemblen, mortales!