Películas de terror si no existieran las religiones.

«La fé es un permiso para no pensar, para actuar irracionalmente. No pienses, Dios ya lo hizo por vos, obedece, está todo escrito en el libro.»

Ayn Rand, la filósofa y pensadora detrás de la corriente del objetivismo.

Especie de prefacio, como si fuera  un libro en vez de un blog:

Este es un artículo que tengo pendiente de escribir desde hace meses. 4 meses para ser mas exacto. El muy puto se me escurría de entre los dedos. Varias veces empecé a darle forma mentalmente antes de sentarme a escribir –ejercicio que he descubierto me abstrae de los despelotes de la realidad y me relaja mas que 3 horas consecutivas de Spá o media hora de otro tipo de actividades innombrables en este que es un blog decente– pero el resultado no me cerraba y quedaba pendiente.

Eso fué hasta hoy, que leí en las noticias que un pelotudo anda diciendo -otra vez- que estamos hasta las tutucas, que nos vamos al bombo, que San Sefiní.

Una de esas gotas rebalsadoras de vasos, la que me trajo hasta acá.

¿Alguien vió un momento mas memorable que este en una película de terror?

 

 

¿Que sería de nosotros, los grandes consumidores compulsivos de material Holliwoodense sin tantas religiones? Estaríamos perdidos…

Nacemos al igual que todos los animales con un único propósito y fin último: Sobrevivir y procrear. Instinto puro disfrazado y camuflado de racionalidad con mil ribetes para poder así explicar por que a diario hacemos las cosas que hacemos para poder sentir pertenencia y asegurarnos la permanencia en esto que llamamos sociedad. Como cuando vas a laburar todos los días a la misma hora para tener con que comer pero te desviás para pasar por esa cafetería a ver si la que te atiende por fin te da calce y le podés tirar los galgos. Como cuando estás haciendo la cola en el cajero automático para poder rascar un mango mugriento y te imaginás a vos mismo haciéndote el boludo y guardando en el bolsillo como si nada ese billete de cien que la máquina te entregó de mas por que se le pegaron dos juntos: «Ahora que me sobran cien, por fín tengo para el telo…»

Instinto puro.

Una de las tantas herramientas que la madre naturaleza nos pre-instaló de serie en el cerebro para permitirnos llegar a viejos y que nos trajo hasta donde estamos es el miedo a lo desconocido. Ese miedo que te impele a salir recagando del lugar al doblar una esquina y dar con un callejón oscuro o el que te eriza la piel cuando después de caminar una hora a campo traviesa te das cuenta de que estás perdido y no tenés ni la mas puta idea de para que lado ibas ni de dónde venías. Ese miedo irracional que todos tuvimos de niños a entrar a un cementerio de noche… (El que diga que un cementerio de noche no le daba miedo, o bien evolucionó y sabe que fantasmas y apariciones son puras pendejadas o bien pretende parecer el mas macho del grupo para ser el centro de atención de las mujeres que le rodean).

Arthur C. Clarke formuló alguna vez:

– «Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia».

Este mismo precepto es el que nos llevó a adorar como deidades a fenómenos naturales de lo mas inverosímiles: Sol, Luna, el resto de las estrellas, lluvias, truenos, rayos, arco iris, viento, eclipses, volcanes, terremotos y todo el largo etcétera que te puedas imaginar y que al día de hoy la física que se enseña en cualquier escuela secundaria es capaz de explicar sin complicaciones.

Esta es la base constituyente de las religiones mas antiguas de las que se tenga constancia y que miles de años de tergiversación de por medio dió lugar a el tipo de sandeces que tengo que soportar dos o tres veces al mes cuando me encuentro con una noticia como la anterior o alguien viene a golpearme la puerta un domingo a las 11 de la madrugada con intención evangelizadora.

Ese miedo a lo desconocido –que es una fuera impulsora lo suficientemente importante como para controlar masas– te es impuesto a muy temprana edad con argumentos del tipo:

  • Hay un ser superior en el cielo.
  • Pero muy, MUY superior ¿Eh? Tiene hijos que hacen aparecer cosas de la nada sin prestidigitación, vuelan, caminan sobre el agua, despiertan a gente muerta (Si, muerta, no cataléptica si no clínicamente muerta), etc.
  • Si se le canta las pelotas, agarra cualquier mar y lo divide en dos –o mas– pedazos, nada mas por que es muy superior y puede.
  • Lo controla todo, pero todo todo, no se le escapa una.
  • Si te mandás una cagada, podría hacerte desaparecer en un pestañear pero en lugar de eso prefiere dejarte vivir el resto de tu vida a ver si la enmendás, libre albedrío ¿Viteh? (Se las pensaron a todas).
  • Si te morís, no te morís nada, vas hasta lo de un viejito con barba que pica los boletos y decide si vas para arriba o para abajo.
  • Si no la enmendás, en lugar de premiarte, el viejito con barba se ortiva y te manda para el otro lado en donde te van a quemar el culo con tizones al rojo vivo, te van a picanear las bolas cada minuto y medio y la conexión a internet será dial-up.

Y se te graba, se te graba a fuego. Sienta el precedente: Si hay una entidad capaz de semejantes cosas, entonces: ¿Como no van a existir resurrecciones, reencarnaciones, apariciones, fantasmas, telekinesis, psicokinesis, psicofonías, etc?

Siguiendo la misma línea de razonamiento, si existe un dios, no hay nada fuera del sentido común que te pueda dictar que cualquiera de estas otras manifestaciones sean imposibles o algo mundano y terrenal por que ya te cagaron la cabeza de entrada. Ya partís de la base con el pié izquierdo. Ya te arruinaron el mundo llenándolo de inventos propios de la mente debil y el desconocimiento, como si este mundo en el que vivimos por si solo no fuera lo suficientemente intrigante y fascinante.

Por todo lo anterior y como gran consumidor de películas que soy no puedo mas que estarle agradecido a todas las religiones del mundo:

¡GRACIAS!

El género de terror me encanta y si no fuera por ustedes, los pobres guionistas y escritores estarían confinados exclusivamente a alguna que otra catástrofe natural (Ya se están empezando a poner pesados con lo del apocalipsis, ¿no? Han destruído el mundo de todas las formas posibles) o a puras películas sobre un insecto o animal que se mojó los tobillos en caldo de uranio enriquecido con lactobacilus-GG y creció al punto de aplastar ciudades.

Sin ustedes no habría visto ninguna película de zombies por que no existiría –casi con seguridad– el concepto de vida después de la muerte o de alienígenas por que la gente no creería en cosas que desafíen al sentido común. Nunca hubiera visto a nadie poseído por el demonio y por consiguiente a la gente no se le irían los ojos hacia atrás ni se le quemaría la piel con gotas de agua ordinaria de cualquier canilla del vecino. Nada de percepción extrasensorial, ni Sexto Sentido, Los otros o Ghost, nunca me hubiera cagado en las patas con Poltergeist ni enganchado con The Stand, tampoco hubiera clavado las uñas en el respaldo de la silla con Ju-On: The Grudge.

Sin ustedes los religiosos, los primeros guionistas de ciencia ficción que tuvo la raza humana, las películas de miedo serían aburridísimas.

8 comentarios en “Películas de terror si no existieran las religiones.

  1. ¡CUALQUIER COSA MENOS EL DIAL-UP! ¡EL MALDITO RUIDO DEL MODEM MOTOROLA Y LAS PUTEADAS CUANDO ALGUIEN LEVANTABA EL TUBO DEL TELÉFONO CUANDO NAVEGABA!

  2. Pensé lo mismo
    ¿EL INFIERNO TIENE DIAL-UP? Nooooooooo! ya estoy escuchando el wooong wooong stchshhhhhhhh :trauma:
    Padre nuestro que estás en el cielo…

      • ha-ha! D:
        Yo hice lo mismo, pero era la casa de mi abuela, yo tenía 4 años, y estaba en cartoonnetworkla.com Encima mi tío tenía una emergencia y no podía llamar.
        Después, cuando me retaron no tenía idea de qué hice mal.

      • A mí en la época del Dial-Up me vinieron $1200 de teléfono por jugar Argentum Online tooooooodo el puto día (Y la noche, nos turnabamos entre dos o tres personas para que el personaje estuviera siempre o casi siempre online, que enfermos).

        Mi sueldo por aquel entonces era de $450, pendejo como era, vivía re bien con eso (hablo de la época del uno a uno), para que se imaginen la magnitud del monto del que estamos hablando… Es como si hoy te llegara a tu casa una factura de 11000 pesos de teléfono mas o menos, una cosa así.

        Todavía me acuerdo y me duele el culo del lado derecho que es el lado del bolsillo trasero del pantalón en donde llevo siempre la billetera.

        Tuvo su lado positivo también: Me llamaron por teléfono los de Speedy y me dijeron: «Como hemos detectado que usted hace un uso importante del servicio de internet ha sido preseleccionado para las primeras pruebas piloto de el servicio de banda ancha que se instalará en la ciudad y queríamos saber si estaba usted interesado…» obviamente ni tuvo que terminar la frase.

        Los dos novatos que me vinieron a instalar el servicio estaban como adán el día de la madre: Totalmente en pelotas. Según me dijeron, yo era la segunda instalación que hacían en toda su vida. Me hicieron instalar el servicio a mi mismo por que ni de Linux ni de redes tenían la mas puta idea y yo a su vez de ADSL tampoco. De tres personas que eramos no hacíamos una, pero bueno, no hay mal que por bien no venga. Yo que me hice de unos gloriosos 128Kb de bajada y 32 de subida y ellos que se fueron de mi casa sabiendo usar los comandos ping y tracert.

        Me colgué mal con esto, escribí un post, pero en los comentarios 😀

        ¡Saludos!

  3. El problema de las religiones es que arrastran conceptos sencillos para las mentes sencillas de los hombres de hace 4000 años.
    Lo mismo sucedió con la «caza de brujas», lo que no podía explicarse… ah! vos sos una bruja! A la hoguera!
    Es más fácil pensar que el mundo se acaba mañana…
    pero ¿cómo se acaba? ¿por huso horario?

    porque en 1/2 hora se acaba el mundo en Vladivostok-Rusia…

    • Jeje. No se como está Vladivostok con respecto a GMT pero ¿No se supone que ya se debería haber acabado el mundo?
      Digo… Como ya pasaron mas de 12 horas desde tu comentario y faltaba media hora en aquel entonces…

      Con tanto fin del mundo me tienen los huevos lacios. El día que un meteorito nos esté por cascotear el rancho realmente, nadie se lo va a tomar en serio, como en la fábula del pastor y el lobo.

      ¡Saludos!

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